Todos tendemos a pensar que vemos las cosas como son, que somos objetivos. Pero no es así. Vemos el mundo, no como es, sino como somos nosotros o como se nos ha condicionado para que lo veamos. Cuando abrimos la boca para describir lo que vemos, en realidad nos describimos a nosotros mismos, a nuestras percepciones, a nuestros paradigmas.
Stephen Covey
Si hubiera una consigna que pudiera englobar las obras expuestas en Arco 2014, sería la de la realidad cambiante. Las propuestas ofrecen una percepción de esa realidad en la que el instante y la ubicación del espectador son fundamentales para la «recepción» del mensaje que transmite la obra. Una misma propuesta artística ofrece múltiples posibilidades de lectura para cada observador. Estas posibilidades para ser descubiertas exigen, a veces de manera sutil y otras más evidente, que se produzca una interacción con el visitante.
En algunas propuestas, la realidad cambiante va sucediendo a través del movimiento. Estructuras que giran realizando dibujos en la arena, bloques de pigmento que van rotando para dar lugar a distintas formas. Cada instante ofrece una visión diferente, inestable. Aunque en esencia la propuesta artística siga siendo la misma, su identidad no es única, sino múltiple, en cuyo caso, ¿podría hablarse de identidad, de pérdida de la identidad o tal vez de una identidad instantánea?
Otras, juegan a reflejar lo que ocurre ante ellas con un filtro coloreado, sufren cambios cromáticos en función de la ubicación del observador, creando una mezcla lumínica de tonos efímera, fugaz.
La realidad cambiante también se hace manifiesta cuando una obra es expresada para ser percibida bajo un marco de experiencia diferente, es decir, desde el otro lado. De este modo, se crean, nuevos códigos de comunicación o bien se importan de otros ámbitos para expresar realidades que, normalmente, le son ajenas.
La realidad cambiante conduce, en ocasiones, a la confusión, en la medida que los principios que servían de base a la identidad se tambalean, se vuelven inestables. Otras veces, produce un bloqueo ante la imposibilidad de saber cómo reaccionar a lo imprevisible. Sin embargo, también puede suponer un salto a un nivel evolutivo superior, al igual que ocurre en los sistemas dinámicos cuando el nivel de entropía provoca una alteración importante en las estructuras básicas. Día a día asistimos a un cambio profundo en los principios que sustentan la realidad. El arte lleva años preparándose para dar ese salto y, en ocasiones, ya está dándolo.